Murió en Barcelona (Edo. Anzóategui) 7.4.1817.
Eulalia Ramos Sánchez de Chamberlain
Ilustración realizada por Francisco Maduro.
Nacida en una rica familia, desde muy joven estuvo vinculada a la gesta de emancipación venezolana, ya que, cuando apenas contaba con 14 años, sus padres Francisco Ramos y María Isabel Sánchez, se adhirieron al movimiento revolucionario de 1810. A principios de 1812 contrajo matrimonio con el patriota Juan José Velásquez, con quien tuvo una hija. En ese mismo año como consecuencia de la pérdida de la "Primera República", la vida de Eulalia Ramos cambió drásticamente. Velásquez perseguido por los españoles huyó dejando sola a
su joven esposa en Tacarigua de Mamporal, quien sufriendo el asedio de los realistas decide huir por los montes hasta Río Chico con su hija de 40 días de nacida, la cual muere en el camino. Posteriormente regresó a Caracas con su padre, sin tener noticias de su esposo, quien finalmente fue fusilado en la Plaza Mayor de Río Chico en 1814.
Después de la pérdida de la "Segunda República" (agosto de 1814), Eulalia Ramos se refugió con unos familiares en Cartagena de Indias (Colombia), donde tuvo amistad con la familia Buroz, parientes del general Carlos Soublette, por lo que ha sido confundida como miembro de dicha familia. En 1815, regresó a Cumaná enterándose finalmente de la muerte de su esposo. El año siguiente conoció al oficial inglés Coronel William Charles Chamberlain, edecán del Libertador, con el que contrajo matrimonio en 1817, radicándose en Barcelona (Venezuela). En los primeros meses del mismo año, el coronel realista Juan Aldama se dirigió hacia esa población con una división armada; las tropas republicanas y muchas personas se refugiaron en el edificio del Convento de San Francisco, que después tomaría el nombre de Casa Fuerte. En este lugar resistieron los patriotas 3 días. El 7 de abril irrumpieron los realistas en la fortaleza, muriendo allí Eulalia Ramos junto a su esposo. Acerca de los detalles relativos a su muerte hay varias versiones todavía no confirmadas, que en definitiva dan un cierto matiz mítico a su vida.